Origen y uso:
El libro blanco de China de 2019 “Buscando la felicidad para el pueblo: 70 años de progreso en materia de derechos humanos en China”, hace referencia a “la formación de un sistema de derechos humanos con un enfoque centrado en el pueblo”. La frase aparece también en las resoluciones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU 41/19 y 35/21, que abordan la “contribución del desarrollo al disfrute de todos los derechos humanos”.
El ministro de Asuntos Exteriores chino Wang Yi pronunció un discurso en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU el 22 de febrero de 2021, “Promover los derechos humanos a nivel global con un enfoque centrado en el pueblo”, en el que afirmaba: “Los intereses del pueblo constituyen el punto de partida y la meta definitiva de la causa de los derechos humanos”. Sin embargo, no está claro quién determina cuáles son esos intereses, aunque la respuesta implícita parece ser el Partido Comunista Chino.
Consecuencias para los derechos humanos:
Tradicionalmente, China ha utilizado “pueblo” como categoría política, es decir, la población (basada en la clase) a la que el Partido Comunista Chino pretende representar. Como tal, el gobierno chino siempre ha sido capaz de definir quién es “el pueblo” y lo que “el pueblo” desea, necesita o merece.
Esto implica que “el pueblo”, tal como lo definen los Estados, tiene derechos, pero “los enemigos del pueblo”, también tal como los definen los Estados —es decir, aquellas personas que de alguna forma se considera que no forman parte de la colectividad o no se ajustan a sus normas—, no.
Así, el desarrollo económico y otros intereses del “grupo” tienen más prioridad que las libertades individuales.
Aunque en principio pudiera parecer lo contrario, esta frase implica claramente que el “enfoque de los derechos humanos centrado en el pueblo” está en gran medida orientado y diseñado por las autoridades estatales —que no llegan a él a través de una verdadera consulta con “el pueblo”— a fin de beneficiar a esas mismas autoridades estatales.
Las resoluciones que exhortan a los países a hacer realidad “un desarrollo centrado en las personas, del pueblo, para el pueblo y por el pueblo” no reconocen suficientemente la obligación de los Estados, en virtud del derecho internacional de los derechos humanos, de dedicar todos los recursos y medios disponibles a respetar, proteger y hacer efectivos los derechos humanos para todas las personas.