2. Nuevo multilateralismo

Origen y uso:

El presidente Xi Jinping utilizó su discurso ante el Foro Económico Mundial en enero de 2021, “Que la antorcha del multilateralismo ilumine el camino de la humanidad”, para presentar su visión de una nueva forma de multilateralismo. Dirigiéndose a la reunión virtual, Xi resumió la Carta de las Naciones Unidas afirmando que “es la norma básica ampliamente reconocida para regular las relaciones entre países”. Fue muy significativa la ausencia de cualquier mención a las referencias a los derechos humanos existentes en la Carta, incluidas las de su Preámbulo, donde se afirma: “nosotros los pueblos de las Naciones Unidas, resueltos […] a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre [y], en la dignidad y el valor de la persona humana […]”.

 

Consecuencias para los derechos humanos:

En la práctica, a pesar de las nobles referencias de Xi a una “norma básica reconocida ampliamente”, la versión china del “multilateralismo” es una aceptación selectiva de normas internacionales y mecanismos internacionales para la aplicación de esas normas. Se trata de un intento de redefinir el actual sistema de gobernanza global, que se supone que se basa en normas y que respeta los derechos humanos. La visión alternativa de Pekín presenta un sistema en el cual los países negocian cuestiones como los derechos humanos a través de canales políticos y diplomáticos, en vez de seguir normas comunes y utilizar los foros internacionales acordados.

Un ejemplo claro del enfoque selectivo de China es su rechazo general de los mecanismos internacionales de litigio judicial, como la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia o la Corte Penal Internacional. Otro es la postura del gobierno chino cuando impugna la jurisdicción de un tribunal de arbitraje creado en virtud de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, tras una demanda presentada por Filipinas en 2013 contra la reclamación de derechos por parte de China en el Mar de China Meridional.

El rechazo de instituciones mundiales de gobernanza basadas en la legislación, como la Corte Internacional de Justicia, deja la puerta abierta a una aplicación y ejecución selectivas de las normas de derechos humanos, especialmente en países del Sureste Asiático, África y América del Sur, donde China está invirtiendo en proyectos polémicos en los sectores de combustibles fósiles, transporte e infraestructuras.