Origen y uso:
El presidente Xi Jinping utilizó su discurso ante el Foro Económico Mundial en enero de 2021, “Que la antorcha del multilateralismo ilumine el camino de la humanidad”, para presentar su visión de una nueva forma de multilateralismo. Dirigiéndose a la reunión virtual, Xi resumió la Carta de las Naciones Unidas afirmando que “es la norma básica ampliamente reconocida para regular las relaciones entre países”. Fue muy significativa la ausencia de cualquier mención a las referencias a los derechos humanos existentes en la Carta, incluidas las de su Preámbulo, donde se afirma: “nosotros los pueblos de las Naciones Unidas, resueltos […] a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre [y], en la dignidad y el valor de la persona humana […]”.
En lugar de ello, Xi aprovechó la intervención para rechazar un modelo de multilateralismo que calificó de pretexto para realizar actos de unilateralismo y “obedecer las órdenes dictadas por uno o un puñado de países”. Expresó su visión de un sistema de gobernanza internacional basada en el consenso, no en “el atropello a los débiles por los poderosos”. También reafirmó su creencia en el peligro que supone “intervenir en los asuntos internos de otros países”, argumentando que la singularidad de la historia, la cultura y el sistema social de cada país supone que “ninguno es superior a otros”.
El modelo de “multilateralismo” propugnado por Xi refleja los valores y prioridades de China en lo que a los derechos humanos se refiere. Es un modelo en el que se da prioridad a la soberanía nacional y no se acepta ninguna crítica externa sobre los asuntos internos de los Estados. El modelo cree que la responsabilidad de respetar, proteger y hacer efectivos los derechos humanos de la ciudadanía es de los gobiernos y constituye un “asunto interno”, sin que le corresponda a la comunidad internacional evaluar si se están defendiendo los derechos humanos y la forma en que se está haciendo, ni exigir responsabilidades a los gobiernos por no hacerlo.
Al tiempo que redefine el multilateralismo, China también ha intentado utilizar las instituciones multilaterales existentes, como la ONU, para eludir las críticas a su historial de derechos humanos. Por ejemplo, consideró una victoria que en julio de 2020, en el Consejo de Derechos Humanos, 53 países apoyaran su recién aprobada Ley de Seguridad Nacional de Hong Kong, que impone duras penas por delitos políticos, superando en número a los países que apoyaron una declaración crítica contra esta ley presentada por Reino Unido.
Consecuencias para los derechos humanos:
En la práctica, a pesar de las nobles referencias de Xi a una “norma básica reconocida ampliamente”, la versión china del “multilateralismo” es una aceptación selectiva de normas internacionales y mecanismos internacionales para la aplicación de esas normas. Se trata de un intento de redefinir el actual sistema de gobernanza global, que se supone que se basa en normas y que respeta los derechos humanos. La visión alternativa de Pekín presenta un sistema en el cual los países negocian cuestiones como los derechos humanos a través de canales políticos y diplomáticos, en vez de seguir normas comunes y utilizar los foros internacionales acordados.
Un ejemplo claro del enfoque selectivo de China es su rechazo general de los mecanismos internacionales de litigio judicial, como la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia o la Corte Penal Internacional. Otro es la postura del gobierno chino cuando impugna la jurisdicción de un tribunal de arbitraje creado en virtud de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, tras una demanda presentada por Filipinas en 2013 contra la reclamación de derechos por parte de China en el Mar de China Meridional.
El rechazo de instituciones mundiales de gobernanza basadas en la legislación, como la Corte Internacional de Justicia, deja la puerta abierta a una aplicación y ejecución selectivas de las normas de derechos humanos, especialmente en países del Sureste Asiático, África y América del Sur, donde China está invirtiendo en proyectos polémicos en los sectores de combustibles fósiles, transporte e infraestructuras.